quinta-feira, 13 de janeiro de 2011

OTOÑERO


se mudó a la provincia

de marzo

para verse marchitar otoñero y flaco

se acomodaba cada tarde

en el banco

de la plaza

veía a los niños

que no habían aprendido

a mentir

y sin embargo jugaban

y sus bocas escupían carcajadas

como si eso

tuviera sentido

él sentado cerraba los ojos

la madera del banco

empezaba a dolerle

cerraba los ojos

y sabía que ahora

o más tarde

que en cualquier momento

todo se suspendería

como si un dios (el tuyo)

apretase pause

y la película siguiese

sólo para el banco y él mismo

mirándose marchitar

con los ojos cerrados

despacito se desgaja un dedo

que oscila un instante

y luego el viento lo secuestra

ahora es una oreja

que como un pétalo

caído

le cuelga del costado de la cara

la ropa se descuerpa

la corbata le reza

a san desatanudos

los tobillos se le fugan

caracolamente

se desuña

se despela

se desmiente

y en un grito afónico

huyen sus cuerdas vocales

alguien pone play

toma no sé cuánto

acción

y él está desparramado.

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